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Esta es la tecnología que te conviene según el uso que le des al coche

Antes de adquirir un coche nuevo, en estos tiempos de cambio por las limitaciones de emisiones, hay que tener en cuenta los kilómetros que se realizan para averiguar que motorización necesitamos


La avalancha de nuevas tecnologías, la llegada de coches movidos con GLP, GNC, eléctricos puros, híbridos, híbridos enchufables, microhíbridos (Mild Hybrid), además de los tradicionales de gasolina y diésel están generando gran cantidad de dudas entre los potenciales compradores de un automóvil, que tienen que responderse a la pregunta de: «¿Qué tipo de vehículo se adapta mejor a mis necesidades?».


Los coches diésel han perdido en los últimos dos años su posición dominante en las ventas a favor de los de gasolina, demonizados por sus supuestas emisiones contaminantes, por mucho que se haya demostrado que un coche diésel moderno no contamina en absoluto más que uno de gasolina, e incluso las emisiones de CO2 en los nuevos modelos son inferiores.


Pero el mensaje ha calado, y ha llevado a multitud de compradores a decantarse por alternativas supuestamente más ecológicas, comprobando después que la elección que puede parecer más «verde» no siempre es la más acertada para dar respuesta a sus necesiades de uso. Por poner algunos ejemplos, una persona con un trabajo de comercial que le obligue a hacer muchos kilómetros por carretera, más de 30.000 al año, tendrá en un coche diésel su mejor alternativa, al tratarse del motor más eficiente y con una mejor relación precio/consumo.


En este caso sería un error decantarse por un coche híbrido convencional, ya que estos vehículos «Eco» donde realmente son eficientes es en los recorridos cortos y fundamentalmente urbanos, donde la asistencia eléctrica a la hora de frenar y arrancar cumple con su cometido. Un híbrido en carretera no sacará partido al potencial eléctrico, y las baterías se convertirán en un «lastre», un extra de peso que contribuirá a aumentar el consumo y por lo tanto las emisiones.


En el polo opuesto nos encontraríamos con una persona que hace únicamente recorridos de unas decenas de kilómetros diarios y en entorno urbano. En este caso el error sería decantarse por un modelo diésel, ya que el sobreprecio no compensaría con el ahorro por un menor consumo. Y además, dadas las características de los motores diésel, al no tener tiempo suficiente para calentar y eliminar las partículas de los filtros y válvulas como la famosa EGR, a la larga nos provocaría posibles problemas mecánicos y un sobrecoste importante en el mantenimiento.


En este caso, las mejores alternativas serían los coches eléctricos o híbridos enchufables, siempre que se tenga la posibilidad de contar con un punto de recarga doméstico y una tarifa para enchufar el coche al mejor precio. Si no es posible siempre se puede recurrir a la hibridación convencional o a la micro hibridación, que ha demostrado su capacidad para conseguir importantes reducciones en las emisiones y consumo respecto a los coches térmicos convencionales.


Fuente: www.abc.es



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